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11/07/2013

Etapa 12: Navidad en julio

Pasan las etapas y cada vez tenemos la sensación dentro de los coches que seguimos la carrera que hay más gente. La llegada a la localidad de Tours de hoy ha sido impresionante e incluso el Ministerio de Interior francés ha dado cifras de gente que sigue la prueba en las cunetas: entre 12 y 15 millones de personas. Y esperan que en Alpe d'Huez haya cerca de un millón. Esto demuestra que el Tour es algo social que va más allá de una competición deportiva.  Etapa 12: Navidad en julio

Dice mi amigo Serge Laget que la ronda gala es como celebrar la navidad en julio por todas las familias unidas que se ven en torno a ella. Con el paso de los años, atisbas muchos rostros que se repiten una y otra vez, aunque para el público el más conocido sea “El diablo”. Es curioso que el personaje más carismático de nuestra “navidad” sea él. Siempre muy animado y ruidoso, en esta edición cumple 20 años desde que la visitó por primera vez. Con su peculiar atuendo donde destacan el tridente, la cola y los cuernos se ha hecho más popular que algunos de los ciclistas. Su nombre es Didi Senft, es alemán, diseñador de bicicletas y tiene un museo en la localidad germana de Starkon donde se puede contemplar la bici más larga del mundo, mide 7,80 metros, una guitarra bicicleta de 15 metros y en 2008 cuando la Eurocopa de fútbol se celebró en su país hizo un modelo con ruedas hechas de balones de fútbol. Todo un personaje que se define a sí mismo como “un asistente que indica el camino a los ciclistas”. Mucho menos popular para la gente aunque también muy querido dentro de la carrera es un belga de más de 80 años que siempre va vestido igual: gorra y pantalón corto. Es más discreto que Senft pero con buenas amistades dentro del pelotón, de hecho muchas veces ayuda a los auxiliares a dar bebida a los corredores. Esta gente es la que hace grande el Tour.

BartalEn cuanto a la etapa de hoy podemos decir que la historia se repite: fuga lejana de un grupo de valientes, el pelotón los deja madurar y en los últimos kilómetros los acaba devorando cual animal a su presa. Es la lucha del débil contra el fuerte, de David contra Goliat, donde pocas veces la leyenda de David se repite: en las grandes pruebas casi siempre gana Goliat. Los equipos de los sprinters son voraces leones y los fugados débiles corzos que buscan que el rey de la selva ese día no tenga hambre. Pero los Cavendish y compañía siempre tienen apetito de victorias y por eso las alegrías para los demás son escasas. Con un asfixiante sol cinco hombres lo han intentando durante 200 kilómetros pero han sido cazados a menos de diez de meta, entre ellos, y una vez más, un Sojasun como Anthony Delaplace que sigue empeñado en ganar cueste lo que cueste y hay que reconocerle su esfuerzo porque responde a lo que nuestro patrocinador quiere de él. Esperemos que algún día pueda alzar los brazos como lo ha hecho ya en tres ocasiones Marcel Kittel. El sorprendente alemán está batiendo a los dos grandes, Cavendish y Sagan, que ven impotentes como el germano se está llevando una gloria que parecía destinada a ellos.

BartalLa escapada de hoy no ha llegado, pero ha habido otros valientes que han conseguido llevar a buen puerto su aventura. Una de las fugas más largas que se recuerdan y que tuvo final feliz fue la protagonizada por Thierry Marie en la sexta etapa del Tour de 1991. La carrera llegaba a Le Havre y era la jornada con más kilómetros de la edición: 256. En el 22 saltó un loco ilustre del pelotón, un Marie que ya entonces era un magnífico ciclista y un gran especialista en prólogos donde había acumulado un gran palmarés. De hecho, el galo ya había ganado en Tour y Vuelta, llevando en ambas el maillot amarillo y tenía también triunfos ilustres en París-Niza, Dauphiné o Midi Libre entre otras. Quedaban 234 kilómetros por delante y parecía una temeridad afrontarlos en solitario, siendo consciente de que parecía destinado a ser devorado por el gran grupo. Pese a ser un ciclista muy respetado no era peligroso para la general y por eso las escuadras de los favoritos le dejaron hacer mientras que los equipos de los velocistas se lo tomaron con calma. Nadie parecía poner en cuestión el sprint pero el de Bénouville no cejó en su empeño y ante la sorpresa de todos logró alzar los brazos. Fue una gran hazaña.

BartalMañana volveremos a intentar que lo que logró Marie podamos hacerlo nosotros y desde luego no vamos a cejar en el empeño. El destino parece el mismo: llegada al sprint pero las fugas tratarán por todos los remedios de que no suceda. Será un trazado más complicado que hoy, con un pequeño repecho a diez kilómetros de meta que podría dar un disgusto si alguno va despistado. Y no quiero despedirme sin avisar a los aficionados al buen vino que no pierdan detalle de los lugares por donde estamos pasando porque aquí se hacen algunos de los mejores caldos del país. Hoy cenaremos con uno de los vinos de las orillas del Loira, posiblemente un Cabernet Franc que es ideal para acompañar una buena velada. ¡A vuestra salud! Esto es todo amigos. Saludos desde Tours!