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12/07/2013

Etapa 13: Lo que el viento se llevó

“Sinceramente, cariño, me importa un bledo”. Es lo que le dijo Rhett Butler a Scarlett O´Hara en la última escena de una de las películas más famosas de la historia del cine. Y es lo que le ha dicho hoy el Saxo Bank a Froome; o el Belkin a Valverde; o el Omega a Kittel. Las esquinas del trigo se doblaban. Las banderas se movían con una fuerza desmedida. El peligro estaba latente y el dios del viento, ese que había salido derrotado en etapas precedentes se ha vengado con una rabia incontrolable y ha dado un vuelco a una prueba que parecía tener un destino diferente.  Etapa 13: Lo que el viento se llevó

El Tour es el reflejo de la vida y en una jornada épica como la que hemos vivido se vuelve a demostrar. Quién no arriesga no gana y hoy muchos equipos han realizado una apuesta posiblemente temeraria pero valiente que les ha salido a las mil maravillas. Lo que parecía una etapa de transición se ha convertido en una de las jornadas más bellas de los últimos años, con una batalla campal que ha empezado a 110 kilómetros de meta y que ha acabado con una escabechina espectacular con muchos corredores damnificados. La actitud de Omega, secundada posteriormente por Saxo Bank y en menor medida por Belkin va a ser recordada durante mucho tiempo como un ejemplo de poder reventar una carrera donde menos te lo esperas pero esta es la magia del Tour y por eso es la mejor carrera del mundo. La gloria del vencedor es merecida porque no sólo debe ser el ciclista más regular, sino que tiene que estar pendiente de todas y cada una de las situaciones que se presentan en el camino y tener suerte, algo que le ha faltado hoy a Alejandro Valverde.

13Pero una de las claves del éxito es aprovechar el mal fario de otros para poder beneficiarte tú de esas situaciones y hay que reconocer que el trabajo de algunas escuadras ha sido francamente extraordinario. Se ha hecho daño porque se ha querido hacer daño y eso ha provocado el adiós al pódium del ciclista del Movistar, la pérdida de tiempo del líder y la sencilla victoria de Cavendish sin la presencia de su mayor enemigo en las llegadas masivas. Los abanicos son parte habitual de una prueba de tres semanas aunque muchas veces no dejan de ser algo más vistoso que decisivo pero hoy se ha forzado a que lo sea. La esencia del abanico es aprovechar la fuerza del viento lateral para que un bloque acelere y corte el pelotón en trozos. En esta situación un individuo aislado no tiene nada que hacer, está perdido, es como una manada de leones contra un solitario ciervo: el destino de este último será cruel. Y esto además abre muchas posibilidades que hasta ahora posiblemente no se contemplaban. Chris Froome es el más fuerte del Tour pero está mal acompañado de una escuadra que ha mostrado una debilidad que sigue sin dejarme de sorprender. Esa apisonadora que parecía el Sky se ha convertido en un grupo de corredores impotentes incapaces de acompañar a su jefe de filas en los momentos clave. Eso lo saben los rivales y ahí está la batalla. Contador es un guerrero indomable que aprovechará cualquier atisbo de duda para sacar la espada, los inseparables Mollema y Ten Dam se ven en una situación inimaginable para ellos al inicio y el Movistar quiere venganza y tiene a un alocado pero peligroso Nairo Quintana dispuesto a hacer sangre. Una carrera que parecía sentenciada se abre por momentos porque el sólido rey no tiene buenos soldados.

13Y por delante queda un fin de semana apasionante. Este sábado una etapa rompepiernas  con siete cotas donde va a haber ataques desde el mismo inicio. No dudéis que el Sojasun será uno de los que busque la fuga…y los de Eusebio Unzué también. Y mañana llega una de las jornadas decisivas con la subida al Mont Ventoux en medio de un gran ambiente por ser fin de semana y porque además es el día de la fiesta nacional francesa. Mucha gente tiene marcada con una x ese 14 de julio porque la etapa consta de 242 kilómetros y porque acabar en uno de los puertos más duros del mundo puede hacer estragos. Se dice que en la cima del Mont Ventoux no hay oxígeno y francamente esa es la sensación que uno tiene cuando está allí. Apenas hay vegetación, se encuentra en medio de un terreno árido y la sensación de agotamiento que tienes cuando vas ascendiendo posiblemente no se viva en ninguna de las otras grandes montañas de la prueba francesa. Pero insisto, eso será el domingo y como alguien se despiste este sábado lo puede pagar muy caro. Porque en esta prueba no hay camaradas ni días tranquilos. Esta es la magia del Tour.

 

Esto es todo amigos. Un afectuoso saludo!