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20/07/2013

Etapa 20: Los tres mosqueteros

Cuenta la novela más famosa de Alejandro Dumas que Athos, Porthos y Aramis viajaban siempre juntos tratando de defender el honor del Rey Luis XIII y que en una de sus batallas más duras tuvieron que enfrentarse al Cardenal Richelieu y su fiel escudero el Conde de Rochefort. Bajo el lema de "uno para todos y todos para uno" consiguen hacer la fuerza suficiente para derrotar a toda su guardia pretoriana.  Etapa 20: Los tres mosqueteros

Hoy en el Tour de Francia, Froome, Quintana y Joaquín Rodríguez se han disfrazado de mosqueteros y han vencido unidos al "Cardenal" Contador y a su hombre de confianza, Roman Kreuziger, disfrazado de Conde de Rochefort aunque con rasgos checos. La pelea ha sido dura desde el inicio de la última ascensión con un ritmo durísimo puesto por los ciclistas del Sky. En esos once kilómetros de puerto el único objetivo era derrocar a un mermado Contador al que las fuerzas le han vuelto a abandonar exactamente igual que a su compañero de equipo. De eso se han dado cuenta los tres magníficos y con un Purito imponente, que ha realizado toda la subida al frente del trío, se han marchado rumbo al podium de París. Froome logra su primer Tour con una solvencia incuestionable, Quintana debuta en la ronda gala con el segundo puesto del cajón llevándose además la montaña, la clasificación de los jóvenes y una etapa y Rodríguez sube a un podium impensable para él hace no demasiado tiempo. Athos, Porthos y Aramis hubiesen firmado un botín de semejante valía.

Ha sido una jornada llena de emoción, especialmente para los aficionados colombianos que hoy celebraban el día de la independencia de su país y que con Quintana han revivido las hazañas de Lucho Herrera, Fabio Parra y otros grandes corredores "cafeteros" que tanto lustre dieron a su ciclismo en los años 80 y principios de los 90. Son un público totalmente entregado, tratan a sus deportistas como auténticos héroes y siempre desde una humildad que muchos podían aprender. La importancia de lo que está haciendo el del Movistar es muy grande porque los jóvenes colombianos ya tienen un modelo a imitar, un ídolo de referencia mundial, algo que les ha faltado en los últimos años. Nairo es diferente a otros compatriotas suyos porque es un buen contrarrelojista y es muy hábil en las bajadas, pero tiene la esencia del corredor de allí: sueña con las subidas y tiene un espíritu alocado contra el que tienen que pelear constantemente sus directores. Y tiene un Tour en sus piernas porque las condiciones son de ganador, otra cosa es que lo logre porque en eso influyen muchos factores.  Al llegar a la cima lo ha dicho muy claro: “Ya soy una estrella”. Pecados de juventud, divino tesoro. Pero al margen de los seguidores del escalador de Tunja, la cantidad de gente que ha estado en las cunetas durante toda la ronda ha sido impresionante. Este deporte ha sufrido muchos reveses y ha vivido muchas historias que a cualquier otra disciplina la hubiese borrado del mapa, pero sin embargo con los ciclistas el personal enloquece y cada año hay más gente en las carreteras. Ya hemos dicho muchas veces que esta prueba en Francia traspasa la competición, el algo social, es parte de su cultura. Para un pueblo que la carrera pase por él será algo que se transmitirá de generación en generación, el que pase primero será recordado para siempre y eso muestra la grandeza de este acontecimiento. Es la magia del Tour.

Y otra de las partes importantes de la prueba más importante del mundo son las pequeñas historias que engrandecen esta carrera, la ambición de los más débiles, de aquellos que no pueden ganar pero que consideran como una verdadera conquista llegar a París, aunque no tengan un gramo de fuerza. En este sentido estamos muy orgullosos dentro de nuestro equipo porque los nueve hombres del BH Sojasun que partieron desde Córcega estarán mañana en los Campos Elíseos. Para una escuadra modesta como la nuestra eso es motivo de gran satisfacción y la sensación hoy al llegar a la meta era de enorme alegría. Pese a que han finalizado exhaustos, rotos por el dolor, lo han hecho con una sonrisa en el rostro porque saben que van a conseguir lo que sueñan desde pequeños y encima lo logran en la edición centenaria. Sabíamos que teníamos que estar a la altura de esta carrera y tenemos la sensación del deber cumplido. Incluso en esta última jornada alpina, que no era acorde a las características de nuestros  corredores, hemos estado delante con Alexis Vuillermoz que ha estado en el grupo cabeza de carrera hasta que el maillot amarillo ha decidido acabar con la fuga. Vuillermoz refleja perfectamente el sentido colectivo de nuestro conjunto porque en su primera participación ha estado delante, ha mostrado una gran progresión y ya se habla de él como un hombre de futuro. Decidió apostar por la carretera y no seguir en mountain bike donde se había proclamado campeón del mundo y de Europa y seguro que nos va a dar grandes alegrías. Pero no sólo él, los nueve ciclistas han hecho un gran papel, han sido protagonistas y se ha hablado de Sojasun y de las bicicletas BH todos los días. Únicamente nos ha faltado rematar y lo hemos tenido muy cerca con la etapa que estuvo a punto de ganar Julien Simon y que se la arrebataron en los últimos metros y con el maillot amarillo que este mismo corredor se quedó a un segundo de lograr en tierras corsas. Pero insisto que estamos muy orgullosos de nuestro papel en el Tour.

Ahora toca traslado a París. Mañana viviremos la tradicional marcha nupcial donde Chris Froome sellará su matrimonio con el maillot amarillo y donde habrá tiempo para las felicitaciones, los abrazos, las alegrías y las lágrimas de emoción por llegar al lugar deseado tras tres duras semanas donde han vivido las situaciones más variopintas. Aunque en los kilómetros finales se irá muy deprisa, será el momento de disfrutar y más teniendo en cuenta que será una jornada nocturna, diferente a todas las anteriores. Luego llegará el momento de las despedidas, una buena cena y una copa de champán. No es para menos, no todo el mundo puede decir que ha acabado el Tour.

Esto es todo amigos. Saludos de camino a París!