En los 176 kilómetros de la etapa de hoy con final en Montpellier, el viento no ha sido todo lo fuerte que se esperaba, es más durante algunas fases ha sido a favor y aunque ha generado gran tensión en el seno del gran grupo, no ha sido decisivo en el desenlace final aunque sí en su desarrollo. Pese a la tranquilidad que generan los viñedos y las reses de la zona, ya que es lugar de gran tradición taurina en lugares como Nimes o Arlés, había mucho miedo y salvo una escapada inicial, el resto de la etapa ha transcurrido con todos los corredores juntos. Pero pese a todo ha habido nervios, peleas por la posición y una sensación constante de que algo podía pasar. Por la televisión la etapa ha podido parecer aburrida pero os aseguro que en la ruta la percepción es muy diferente. Pero no ha pasado nada importante aunque un día más las caídas han tenido un papel protagonista y en la volatta Greipel se ha impuesto a un Cavendish que no se ha colocado bien y que pese a todo ha sido tercero.

Una de las noticias del día ha sido el liderato del sudafricano Daryl Impey, siendo la primera vez que un corredor de esta nacionalidad logra el maillot amarillo del Tour, aunque en 2007 su compatriota Robert Hunter era el pionero ganando una etapa. Se está demostrando que la globalización está llegando al ciclismo y ayer vimos al japonés Arashiro y al corredor de raza negra Kevin Reza, francés de la isla de Guadalupe, en la escapada. Posiblemente en un futuro sea algo habitual pero en la actualidad es muy difícil ver a ciclistas orientales o de raza negra entre los mejores pero todo cambia. Los más jóvenes no ven extraña la presencia de corredores americanos o australianos pero hace 30 años eran una “rara avis”. El primer “aussie” que destacó fue Phil Anderson que en 1981 era el primer no europeo que se enfundaba el maillot amarillo. Era un hombre de una gran potencia con triunfos muy importantes como la Amstel Gold Race, Dauphiné, Vuelta a Suiza o etapas en Giro y Tour. Incluso muchos le señalaban como uno de los grandes favoritos a vencer en la edición del 83 debido a la ausencia por lesión de Bernard Hinault aunque nunca pudo estar en lo más alto del podium de París pero marcó un camino que han seguido muchos y muy buenos ciclistas de aquellas tierras. Otro pionero fue Greg Lemond que en 1986, en plena era post Hinault, era primer hombre fuera del viejo continente que ganaba el Tour y que empezó a mostrar en Estados Unidos un deporte desconocido para la mayoría de sus habitantes.

Otro de los aspectos donde se nota la globalización es en la caravana publicitaria, uno de los grandes atractivos de la carrera, especialmente para los aficionados y para las marcas comerciales. Ha cambiado mucho desde sus orígenes que curiosamente fueron motivados por el enfado de Henri Desgrange. El fundador de la ronda gala decidió en 1930 crear esta plataforma porque estaba harto de las alianzas entre las diferentes casas de bicicletas para que siempre ganaran los mismos patrocinando las marcas que les interesaban. Desgrange decidió que iban a correr todos con una misma bicicleta de color amarillo pero tenía que financiarlas de alguna forma y optó por esta vía. La primera vez que salió la formaban tan solo tres coches de marcas de chocolate muy populares en la época e iban por detrás del pelotón. A medida que fue aumentando el número de coches que la formaban se optó porque los vehículos fuesen por delante de los ciclistas. Las firmas comerciales fueron aumentando siendo, además de los chocolates, las marcas de aperitivos y electrodomésticos las más exitosas. Fueron un gran reclamo y consiguieron que el público estuviese con mucha antelación esperando al Tour ya que había regalos y muchos se entretenían con la música de acordeón que fue el sonido típico de la caravana durante sus inicios. Los niños guardaban las gorras o los botellines que lanzaban como auténticos tesoros y era habitual ver chicos pequeños en la playa con viseras de la prueba. En la actualidad sigue siendo uno de los activos de la prueba y se dice que la mitad de los espectadores van a verla. De hecho, en este Tour, está formada por un total de 182 vehículos representando a 32 marcas de forma directa ocupando un espacio de 6 kilómetros que hacen que tarde en pasar cerca de media hora. Ha cambiado total su aspecto y la música de acordeón ha pasado a ser música electrónica y los paneles de cartón han sido sustituidos por paneles electrónicos en tres dimensiones.

Pero sobre todo cuando las casas comerciales están contentas es cuando sus corredores hacen un buen papel en la carrera. En este sentido, en el seno de Sojasun hay una gran satisfacción por el rendimiento del equipo. Hoy ha sido un día raro, sin apenas ataques, pero hay muy buen ambiente porque la formación está cumpliendo los objetivos marcados en la primera semana y simplemente nos queda la pena de haber estado a un segundo del liderato en la última etapa de Córcega. Cuando las cosas van bien el ambiente es mucho mejor, hay más bromas y eso se está notando porque además, aunque nos han tocado algunas caídas, ninguna reviste gravedad. Hivert está bien tras haberse ido al suelo ayer y El Fares está prácticamente recuperado de su golpe hace un par de jornadas. Ojo a la etapa de mañana porque es propicia para escapadas y seguro que pelearemos de salida por estar en una de ellas. Lucharemos por estar delante pero sobre todo por ganar. Es nuestro sueño y los sueños deben cumplirse.

Esto es todo amigos. Un saludo desde Montpellier!