Es un golpe ver como después de semejante exhibición es superado prácticamente en la línea de meta, pero esto es el deporte. Salvando las distancias, me ha recordardo a lo que le pasó a nuestro corredor del BH Sojasun, Julien Simon, en el Tour cuando tenía la etapa en la mano y se la arrebataron. Pero seguro que la hazaña de Martin va a ser recordarda durante mucho tiempo, quizá hasta más que sus títulos mundiales contra el crono. Pero al brillante ciclista del Omega simplemente le sucedió lo que él ha realizado muchas veces: coger a ciclistas y superarles sin piedad. Es el cazador cazado.

Y es que en La Vuelta historias como esta hemos vivido muchas. Recuerdo una etapa en la que Laurent Jalabert dejó ganar al modesto Bert Dietz en 1995 cuando el francés le superó como una exhalación pero le animó para que sacase sus últimas fuerzas y pudiese ganar. Dietz estaba exhausto tras estar fugado toda la jornada y apenas pudo levantar los brazos pero fue el día más importante de su trayectoria. Aunque sin duda, cada vez que acudo a la ronda española me acuerdo de mis tiempos con Perico, Chava, Olano e Indurain. Miguel nunca tuvo feeling con la prueba y aunque en el 84 se convirtió en el más joven en ser líder y en 1991 acabó segundo, nunca acabó de encontrarse cómodo. Todo lo contrario que Perico que era un auténtico fenómeno social. La gente se agolpaba en las salidas, las llegadas o el hotel del equipo para pedirle una foto o un autógrafo, los medios se lo rifaban y todo a su alrededor era espectacular. Su valiente forma de correr en la que siempre atacaba y su carisma fuera de la carretera le hacían un ciclista especial. Esto tenía algunas desventajas pero también tenía cosas muy buenas. Por ejemplo, que siempre bajaba en helicóptero cuando había final en alto. Lo metíamos allí cuando acababa la etapa y el mítico periodista José María García le entrevistaba mientras descendíamos. Una vez, bajando de Lagos de Covadonga, incluso se empeño en pilotar y el resto tuvimos que insistir para que desistiese en su intento. Eran otros tiempos, donde éramos todos una familia y donde ocurrían situaciones como ésta que a día de hoy son impensables. Con el paso de los años se ha ganado en profesionalidad pero se ha perdido la magia de aquellos días.

A partir de ahora nos adentramos en territorio andaluz para vivir tres finales en alto. En la calurosa zona sureña viviremos batalla aunque ninguna de las tres ascensiones es especialmente complicada pero seguro que a algunos les pasará factura y aunque no decidirán el ganador de la vuelta, sí conoceremos quién no se la va a llevar. Peñas Blancas, Valdepeñas y Hazallanas no son grandes colosos pero sí ascensiones donde se puede hacer daño, especialmente esta última donde los esfuerzos de los días previos pasarán factura. Habrá espectáculo. Pasen y vean.

Un saludo amigos!