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LA MELODÍA PERFECTA
por Ismael Esteban.

En el hotel, un domingo de otoño, se comienza a oír bullicio por los pasillos, ha amanecido lluvioso. El abrir y cerrar de puertas se convierte en el hilo musical con el que despiertan los huéspedes. Las cafeteras humean y el olor del pan recién hecho sube hasta las habitaciones de la primera planta.

Ismael se levanta, se asoma por la ventana, mañana gris con lluvia tonta, y le viene a la mente que estaría mejor en cualquier otro sitio. Son 38 años ya. Recuerda ese aroma de competición, el sabor que embriaga el paladar sobre la línea de salida… Aún queda cuerda.

En la megafonía suena difusa La cabalgata de las valquirias y los acordes de Wild Thing que en su día marcaron el camino de Martin Sheen –Captain Benjamin L. Willard, rio abajo hacia la selva camboyana en Apocalypse Now.
Nervios, tensión, dos bocanadas de aire, mente en blanco… ¡a darle brea!

Es hora de jugar. Estamos en las carreras. Es nuestro patio de recreo, nuestra selva camboyana, nuestro templo.
Y que la música siga sonando aún más fuerte.

Como lo viejos rockeros de los 70, ha paladeado y experimentado todos los conceptos y disciplinas. MTB, carretera, ciclocross, enduro… incluso e-bikes. En definitiva, ir sobre dos ruedas. Muchos conoceréis a Ismael Esteban. Un ciclista multi-disciplina desde mucho antes que los ciclistas multi-disciplina estuviesen de moda. Un corredor que transmite pasión y que ha sido capaz de pelear con los mejores durante años aunque para hacerlo haya tenido que trabajar mucho más que ellos. Aunque no lo creáis, durante muchos años la vida de Ismael Esteban ha estado más cerca de la que lleva cualquier aficionado que no de la que lleva un deportista profesional.

Cuando solo era un niño empezó a montar en bici practicando trial, una modalidad en la que tuvo su primer contacto con la competición. Su primera bici no era una bici cualquiera, estaba hecha a mano por su padre. No tardó en demostrar que valía para eso de darle a los pedales y sus primeras carreras se tradujeron en podios y victorias.

Me llevé una gran desilusión. Ahora me arrepiento. Probé en la carretera porque te vendían lo de ‘te vas a hacer rico’, pero realmente nunca tuve una oportunidad de pasar a profesionales.

Primero pruebas locales, luego carreras nacionales y después mundiales. Escalando paso a paso se hizo un nombre –y un hombre, en el mundo de las carreras. En el inicio solo dentro del MTB. El sueño de llegar al profesionalismo en carretera se cruzó en su camino. Era otra época y parecía que la única salida para lograr vivir de las dos ruedas era el asfalto. Los resultados llegaron, pero no el esperado salto a profesionales.

Otra música sonaba en los despachos, un ritornello de música barroca, donde el clavicémbalo y el órgano apagaban el estruendo armonioso de las guitarras y teclados de un joven imberbe con la maleta llena de ilusiones, pero no tanto de oportunidades. Parecía el inicio del fin. Un golpe duro que acabó con Ismael Esteban retirándose completamente de las carreras.

Le tocó vivir la cara menos amable del deporte. Pero nunca se desconectó completamente del ciclismo. Pasó a trabajar en una tienda de bicicletas y olvidó los dorsales durante meses. Pero la competición estaba en su ADN.

Las típicas salidas del mediodía en la tienda fueron la chispa que encendería la llama de su regreso a los circuitos. Esta vez su primer foco sería el ciclocross. Y de qué forma. Compaginando su trabajo en la tienda llegó a ser campeón de España. Era el inicio de un Ismael Esteban 2.0. Su ausencia en los circuitos le había hecho entender que competir era lo que realmente le llenaba.

Mis ajustes previos a competición

Presión de suspensiones
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Presión de neumáticos XCO
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Presiones en barro y seco
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Desarrollos en ciclocross
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Desarrollos en Cross Country
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Revisión aprietes tornillería
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El nuevo Ismael Esteban dejó claro su carácter desde el inicio. Luchador nato, sin miedo a ningún rival y dispuesto a competir con los mejores. “Prefiero ser cola de león que cabeza de ratón”. Poco a poco el MTB fue ganando peso en sus temporadas. Cuando podía escoger un calendario cómodo a nivel nacional en el que brillar con facilidad decidió ir a lo grande.

A mí lo que me gusta es estar en los mejores circuitos, con los mejores corredores. Cuanto más técnicos y más duros sean, es un mayor reto e ilusión. Cuanto más difíciles sean las carreras mejor para mí.

Está claro que ya no es una joven promesa. Pero nunca lo dirías escuchando su forma de ver las carreras. La música cambia con los años, pero la huella del compositor permanece imperturbable.

Sus palabras recuerdan más a las de un corredor junior que no a las de un biker con más de dos décadas de carreras a sus espaldas. Y los resultados le respaldan.

Sigo mejorando, cada año me veo más rápido, incluso en zonas técnicas y difíciles. La lógica dice que tendría que ir a menos, pero no es así. Eso me motiva, y aún me veo con margen para seguir creciendo.

Con su propia estructura ha viajado por toda Europa. Solo le queda una espinita: “al ser yo mi propio equipo no puedo dedicarme al 100% a entrenar y competir. Me tengo que buscar la vida en el día a día. Me gustaría salir a competir dedicado únicamente a entrenar, correr y descansar, como el resto de rivales con los que me mido. Pero hago lo que me gusta y eso me llena”.

Es la banda sonora de su vida. Su melodía predilecta, su canción preferida. Puedes soñar toda tu vida con un guion ideal, con la música perfecta; pero que ese guion se haga realidad, y que tú seas quien marca el ritmo, es increíble.

Descubre la lista de Ismael Esteban
para el calentamiento antes de competir Spotify

Ismael Esteban tiene cuerda para rato, ha sabido adaptarse a los cambios en la competición, es capaz de ser competitivo en cualquier modalidad. Lo puedes seguir viendo competir sobre el barro en invierno, en los circuitos de la Copa del Mundo de XCO o, ahora, en las World E-Bike Series de bicicletas eléctricas. Su evolución aún no ha acabado. Los viejos rockeros nunca mueren.