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06/09/2013

La sonrisa del arco iris

El maillot arco iris ha vuelto a brillar en la Vuelta a España con la victoria de Philippe Gilbert en la meta de Tarragona. El corredor belga ha levantado los brazos con esos preciosos colores en su cuerpo, algo que no sucedía en la ronda española desde que lo hiciese Bettini.  La sonrisa del arco iris

Es curioso como la vestimenta del campeón del mundo está tradicionalmente asociada a la mala suerte ya que muchos de los que lo han logrado han tenido en el año de su reinado una pésima temporada. Parece un gafe que también persigue a Gilbert. Es curioso lo del valón porque tras ganar en 2011 el tríptico de las Ardenas completando una hazaña histórica, el año pasado "sólo" ganó dos etapas en la Vuelta y el Mundial. La de ayer fue su primera victoria en 2013 ¿se repetirá el guión?

Fue precisamente un compatriota de Gilbert, Gustaaf Deloor, quién en 1935 ganó la primera edición de la Vuelta a España. Fue el inicio de un sinfín de batallas, historias épicas, grandes duelos y hazañas que serán recordadas de por vida. Porque es una prueba que siempre ha tenido una identidad propia y pese a estar siempre a la sombra del Tour tiene en su palmarés a los mejores ciclistas de este deporte. Anquetil, Merckx, Hinault, Ocaña, Poulidor, Zoetemelk, Perico, Ullrich o Contador se han coronado campeones. En esta ilustre lista sólo falta un gran nombre: Miguel Indurain. El navarro nunca tuvo buenas sensaciones aunque en 1991 finalizó segundo sólo superado por Melchor Mauri. Aquel año Miguel ganó su primer Tour y las temporadas siguientes optó con gran éxito por disputar el Giro. El triunfo de Mauri fue una sorpresa pese a que era un corredor con muchas cualidades y un gran especialista en la lucha contra el crono. Ha habido otros vencedores sorprendentes como Eric Caritoux en 1984, Marco Giovannetti en 1990 o recientemente Juanjo Cobo en 2011. Son hombres que se vieron en una situación favorable y supieron aprovechar el momento para lograr el triunfo más importante de sus vidas. Hay otros con un palmarés impresionante en pruebas de un día o de una semana que han puesto la guinda a su trayectoria con una vuelta de tres semanas, cuando sus condiciones en principio no se adaptaban a estas carreras. Alejandro Valverde y especialmente el irlandés Sean Kelly son dos ejemplos de ello aunque aquí también podíamos incluir al kazajo Vinokourov. Tres hombres ambiciosos que serán recordados por haber escrito páginas brillantes en terrenos muy diferentes y que sin embargo se empeñaron en demostrar al mundo que también podían triunfar en carreras de fondo y lo consiguieron. Ejemplo de fe y de creer en sus posibilidades a costa de no disputar otras pruebas donde podían dominar.

Pero ahora toca pensar en esta edición que está muy emocionante y con mucha gente con cosas por decir. Nibali es el líder y parece el más fuerte pero Valverde y Horner están al acecho. Y no nos olvidemos de Nicolas Roche, que es segundo en la general y que sabe que también puede jugar sus bazas. Le conozco muy bien, es un corredor ambicioso y tiene buenos genes. Es hijo de Stephen Roche, gran amigo mío que en 1987 logró algo que sólo había conseguido Eddy Merckx: ganar el mismo año Giro, Tour y Campeonato del Mundo. Hablo mucho con su padre y está más ilusionado que cuando él mismo alzaba los brazos. La teoría dice que debe bajar puestos en la general, pero yo confío mucho en él y me encantaría verle pelear por el triunfo. Pero esto no son deseos, son realidades y este fin de semana unos jueces implacables pondrán a cada uno en su sitio: los Pirineos.

 Toca disfrutar. Un saludo amigos!