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17/09/2010

Mosquera cede doce segundos pero la gran batalla será mañana

En la entrada en Toledo -una llegada “ratonera”, dice Ezequiel Mosquera-, el jefe de filas del Xacobeo Galicia se dejó 12 segundos con respecto a Vicenzo Nibali (Liquigas). Era la meta de la decimonovena etapa de la Vuelta a España, de 231 kilómetros, que se había iniciado en Piedrahita. El líder ahora lo es con 50 segundos de ventaja sobre el ciclista gallego, pero nada cambia sustancialmente y las espadas se mantienen en todo lo alto a la espera del ansiado duelo, con final en La Bola del Mundo, que designe definitivamente el vencedor de la edición 2010 de la Vuelta.

Mosquera cede doce segundos pero la gran batalla será mañana

Mosquera, en el momento de traspasar la meta, sentía rabia por un corte que se produjo delante y que le hizo ceder unos metros. Un esfuerzo para remontar, y cuando estaba conseguido, llegó el repecho de meta. “Fueron dos esfuerzos muy seguidos y me quedé sin aire”, comenta el ciclista, que tampoco busca demasiadas excusas ni se alarma por ese puñado de segundos cedido.

La experiencia le dice que lo de mañana en Navacerrada no es tanto cuestión de explosividad, de respiración o de falta de aire, como de piernas, y él es un buen fondista, que llega con reservas a este momento clave de la carrera, como lo demostró en la contrarreloj de Peñafiel.

Por falta de experiencia no va a quedar la cosa porque hasta el propio Federico Martín Bahamontes, el Águila de Toledo, al final de la etapa le daba consejos a Ezequiel Mosquera. “Hay que atacar desde abajo. Un escalador tiene que aprovechar estas ocasiones. Hay que buscar la victoria y para eso es necesario atacar de lejos. Después saldrá o no, pero hay que buscar la victoria”, asesoraba el mítico ciclista toledano.

Mañana, de una forma o de otra, será otra historia distinta a la de la decimonovena etapa. Ésta fue una maratoniana jornada en la que el pelotón no tenía muchas ganas de jugar a las batallas. Buscar por fuerza una fuga de salida en el puerto de segunda –único del recorrido- para meterse más de doscientos kilómetros entre pecho y espalda y después la anulen los equipos de los esprinters… El cuerpo y las ambiciones no están para esas cosas a estas alturas.

El puerto de Chía, que en otras circunstancias podría haber hecho mucho daño, se subió a ritmo tranquilo, sin ningún amago de ataque. La lucha se entabló sólo en la cima por los puntos de la montaña. Pasó en primera posición el ciclista del Xacobeo Galicia Serafín Martínez, que recorta a ocho puntos la ventaja que le lleva el francés Moncoutie (Cofidis), en la pugna que ambos mantienen todavía por el maillot de lunares y que, definitivamente, se resolverá también mañana.

La fuga se formó ya cuesta abajo, sin mucha oposición en el gran grupo, y se juntaron en cabeza de carrera Jufre (Astana) y Roels (Milram) y Ortega (Andalucía) y Florencio (Cervélo). El cuarteto llegó a contar con casi once minutos de ventaja, pero, aun así, nunca hubo opción de victoria para sus integrantes.

Astana, Lampre y Footon tiraban del pelotón en la aproximación a una llegada marcada por una serie de repechos que hacían desconfiar de sus posibilidades a los velocitas y que animaba, por el contrario, a potentes rodadores. Varios ataques a cargo e Luis León Sánchez, Boss o Barrado, pero la acción buen sería la de Philippe Gilbert (Omega-Lotto), que se llevó la victoria, al igual que en Málaga.