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03/07/2013
Etapa 5: Marsella bien vale una escapada
El Tour ha visitado hoy la imponente ciudad de Marsella, una de las cunas de la prueba ya que en una carrera entre esta ciudad costera y París inspiró a Henri Desgrange para crear la ronda francesa.
Es la tercera ciudad del país por detrás de la capital y Lyon y su puerto es uno de los más famosos. La localidad provenzal siempre se ha ligado con el Tour por alguna de las escapadas más famosas de su historia. Sin duda la más recordada fue la de 1971 donde Eddy Merckx lanzó un furibundo ataque de salida y venció tras 212 kilómetros de escapada. “El Caníbal” salió rabioso porque el día anterior había perdido casi ocho minutos con Luis Ocaña y sacó todo su temperamento para mostrar quién mandaba, aunque recuperó mucho menos tiempo del que le había sacado el español en la jornada precedente.
La velocidad a la que rodó el belga fue tan alta que cuando llegó a meta no había público ya que llegó con más de una hora de adelanto sobre la hora prevista y esto causó el enfado de la organización. Otra fuga muy recordada fue la de Fabio Roscioli en 1993. El italiano alzó los brazos tras casi 200 kilómetros en solitario y ganó la apuesta que había hecho con sus amigos del pueblo: una cena para 25 personas. El transalpino era un corredor desconocido al que muchos comparaban por su aspecto físico y gafas con Laurent Fignon. El último que obtuvo el triunfo en Marsella por delante del pelotón fue Cedric Vasseur en 2007 tras ser superior a sus tres compañeros que eran Casar, Albasini y Voigh.
Hoy la fuga no ha llegado a buen puerto pese a que ha habido momentos que sí lo parecía pero el reloj del pelotón ha vuelto a ser muy preciso. Se ha formado un sexteto en cabeza donde nuevamente Sojasun ha vuelto a ser protagonista con Anthony Delaplace, el hermano de Cedric, recientemente proclamado campeón de Francia amateur. Es un corredor joven y ambicioso que ha vuelto a mostrar el maillot del equipo y nos vuelve a hacer sentir orgullosos de los nuestros, que están haciendo una magnífica primera semana de prueba. Aunque hoy el más contento del equipo era Cyril Lemoine que ha finalizado noveno en una volata donde estaban los mejores sprinters del mundo y donde por cierto ha vencido el más fuerte de todos: Mark Cavendish. Lemoine no paraba de agradecer en meta el enorme trabajo de sus compañeros, especialmente de Julien Simon que se ha sacrificado por él y le ha llevado en volandas para afrontar la recta de llegada. Son dos gestos que me han gustado mucho: la sonrisa de niño con zapatos nuevos de Cyril y el bello gesto de Julien que pudiendo pelear por un puesto entre los mejores ha preferido pensar en su amigo. Esto es un equipo. También nos hemos llevado un pequeño susto con la caída a falta de 100 metros donde se ha visto implicado Jonathan Hivert pero aunque tenía un pequeño golpe en el brazo, él mismo se encargaba de tranquilizarnos diciendo que no era nada importante. Por cierto, ha sido una jornada de bonito recuerdo para el manager general de la formación Stephane Heulot: tal día como hoy en 1996 se enfundaba el maillot amarillo tras una etapa que finalizó en Lac de Madine. Cada vez que se lo mencionamos se emociona porque cumplió el sueño de todo ciclista: ser líder de la carrera más importante del mundo.
La bicicleta de Heulot cuando se vistió de amarillo nada tenía que ver con la de los primeros líderes del Tour. En pasados artículos hablábamos de la máquina de Maurice Garin, el primer ganador en 1903. A los pocos años aparece la rueda libre (siempre de un piñón) y Georget vencedor en 1907, ya la utiliza. Es la primera modificación importante pero es complicado cambiar las mentalidades de unos participantes muy conservadores. ¿Dejar de pedalear? ¿Usar el cambio inventado ya en 1905 ? No les inspiraba ninguna confianza. En contra, un sistema de freno delantero con tija aparece como los tubulares gruesos (450gr.) pero podemos suponer que el estado de las carreteras no permitían usar unos más ligeros. En 1912, un tal Tremoulet propone una idea genial aunque en estos momentos no lo parezca tanto. Cambiando las patas traseras del cuadro, se puede cambiar de desarrollo alternando la rueda de lado sin problema de cadena. Las « mariposas » hacen ganar tiempo durante la maniobra. Era una auténtica revolución. En los años 20, el peso de los cuadros de acero no había cambiado pero los frenos con cables y protecciones como actualmente se imponen. El uso del cambio no convencía todavía al mundillo pero ya se utilizaba en otras carreras incluso la Vuelta a España nacida en 1935 y hay que esperar el Tour de 1937 y sobretodo la autorización de su director Henri Desgrange para ver aumentar la media del vencedor Roger Lapébie.
Dos bidones de hierro blanco encima del manillar sustituyen al talego en la Alcyon de Nicolas Frantz y su peso baja a 12 kilos. Pero el peligro estaba en las bajadas con esos bidones por el centro de gravedad de la máquina. Nuevos materiales como el duralumin para las llantas y sus consecuencias. Se produjeron varias caídas graves en las largas bajadas de los puertos alpinos y la muerte « accidental » del desafortunado Francesco Cepeda bajando el Galibier porque los tubulares salían fuera de las llantas con el calor y se producían demasiados frenazos. Sin rigidez, ni ligereza, el pelotón pide de nuevo las llantas de madera tradicionales. Sin ninguna duda, los italianos han marcado el paso en los años de la posguerra. Los constructores de cuadros, verdaderos sastres de la bici, los fabrican mas cortos. Tullio Campagnolo, « el gigante de la lima », innova para los Gino Bartali y Fausto Coppi mientras que el francés Jean Robic entusiasma al publico en 1947. En su bici de color amarillo como todos los participantes de este Tour disputado por equipos nacionales, se notan las dos manetas de cambio en el tubo vertical, las ruedas con radios aplastados y montados derechos. Detrás cinco piñones con dos platos : otro confort con esos diez desarrollos.