El Tour se ha reservado su traca final con la acumulación en las vísperas de llegar a París el contacto con las grandes cumbres alpinas y sobre todo con el imponente Mont Blanc al que hoy deben hincar el diente los superivientes de la carrera. Ha sido varias etapas en las que el transitar del pelotón ha permitido a los ciclistas contemplar de lejos las laderas y la cima de esta gran montaña.

Hoy el trabajo les lleva a tener que subir por sus caminos para llegar a la cima de La Bettex después de 146 kilómetros a un altura de 1.372 metros. La acumulación del kilómetros lleva ya a tener las reservas de fuerzas muy justas y los 146 kilómetros deparan dos frentes a la hora de empezar a dar pedales.

El valor de la veteranía
Se buscará la fuga que cobre una buena minutada de renta para jugarse la victoria. Una vez tengan la bendición del gran grupo entre los hombres bien ubicados en la general habrá una pelea por mantener su posición, evitar que se ponga en peligro un puesto de privilegio o intentar adelantar al rival que precede en la tabla. No hay duda después de las demostraciones de las últimas jornadas que el triunfo ya es para Chris Froome y el resto de peleas se centran en el podium o por asomar la cabeza en el Top-20.

Los hombres del Direct Energie con sus BH Ultralight EVO buscarán de nuevo el acomodo de entrar en la batalla por la etapa y de nuevo Thomas Voeckler afinará su olfato para colarse en la escapada buena y lograr un buen puesto  como hizo el martes con un sexto lugar. Junto  Sylvain Chavanel está demostrando su oficio y veteranía para medir sus movimientos y siempre que se ha metido en una fuga ha sido la escapada buena del día. El martes se jugó el tipo para descender a más de 70 km por hora para enlazar con el grupo de fugados y aguantar con ellos para lograr el sexto puesto en la etapa ganada por Zakarin. También Chavanel ha demostrado su puntería y el 14 de julio en la etapa del Mont Ventoux llegó en quinta posición y fue el primer francés en la jornada más querida por los corredores galos.